Lo amargo del azúcar; Un mal sabor que provocó lágrimas en los protagonistas

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Felipe Lamoth es un  nacional haitiano, no vidente, con 83 años de edad. Pasó más de 50 años en el corte de la caña.  Sin fuerzas, familia ni pensión, está sumido en la más extrema de las pobrezas.
SAN PEDRO DE MACORÍS. La caña de azúcar comenzó a darle un sabor amargo a los colonos y a los braceros del ingenio Consuelo desde que el Consejo Estatal del Azúcar decidió cerrarlo en el 2006. Los tiempos de gloria se convirtieron en momentos de dolor pues unos siete mil hombres y mujeres dejaron de recibir más de RD$20 millones mensuales.
“Cuando yo vi cómo destruyeron el ingenio asimismo sentía que cerraban parte de mi vida porque de ese ingenio dependía el sector entero y pueblos aledaños”, expresa Víctor de la Cruz, un mecánico industrial que sustituyó a su padre como encargado del taller de metal mecánica.
Recuerda que la producción era masiva y los profesionales de la región se curtían de ese ingenio.
“A mí se me partió el alma porque sentí que al cerrar el ingenio se desvanecían mis esperanzas de traspasar mis conocimientos a las futuras generaciones”.
Con el cierre de ese ingenio azucarero y de otros cercanos en la región Este del país, tras el proceso de capitalización de la industria, el dinamismo económico fue menguando.
La vida de los braceros se ha ido convirtiendo en miserable, a tal punto que hoy hombres y mujeres, muchos de ellos nacionales haitianos, que dieron sus mejores años de vida en el corte de la caña de azúcar, se encuentran en la postrimería pasando hambre y sin atenciones de salud.
Felipe Lamoth es un nacional haitiano, no vidente, con 83 años de edad. Pasó más de 50 años en el corte de la caña. Sin fuerzas, familia ni pensión, está sumido en la más extrema de las pobrezas.
Felipe Lamoth trabajó en el ingenio Consuelo desde 1954 hasta su cierre. Llegó joven, procedente de Haití, y dice no tener familia en su país ni aquí. A la fecha tiene 83 años de edad y es no vidente. Relata que cuando tenía hambre la saciaba con el producto de su labor bracera, la caña. Ho hay días en los que no come nada y noches en las que se pasa dando vueltas en el catre.
Siente el desamparo físico pero no espiritual. Dijo a esta reportera “yo hablo con Dios solamente” cuando se le preguntó sobre quién le hacía compañía y lo cuidaba. Lamoth se queja de que a pesar de haber sido traído por “La Compañía”, contratado por el Estado dominicano para el corte de la caña, no disfruta de una pensión.
Bienvenida de la Rosa, representante de los braceros, dice que se sienten atados de pies y manos porque con el cierre del ingenio quedaron sin empleo y no tienen tierra para sembrar ni cosechar. Hay bateyes donde la gente vive peor que los cerdos en sus pocilgas, por debajo de la extrema pobreza.
OPINADORES URBANOS
Por su lado, Délfido Eusebio es un dirigente comunitario del municipio Quisqueya, quien para ilustrar los placeres de la industria azucarera relata que como tráfico de locomotora ganaba siete mil y ocho mil pesos mensuales. En tanto, Alejandro Sabino, representante de los colonos, unos dos mil, recuerda que por muchos años eran quienes suplían la materia prima para la producción de azúcar en el ingenio Consuelo.
La mayoría se ha dedicado a otras actividades.
“A nosotros los colonos y a mí en particular que fui presidente de la asociación me hizo llorar cuando yo vi que se iba a desbaratar la fábrica. Desde pequeño mi padre me llevaba allí a cobrar los chelitos que producíamos en el campo. Con el cierre del ingenio no producimos nada”, expresó.
Esa industria generaba 3,500 empleos directos y unos cuatro mil indirectos, de acuerdo a Marcos Veras Rosario, vocero de los trabajadores de la caña. Con la merma de la industria azucarera la población del municipio de Consuelo, estimada en 30 mil personas, comienza a buscar otros medios de sustento.
Una gran parte de su gente se sostiene de la economía informal (motoconchos, vendedores ambulantes, tenderos, jornaleros) y también de las remesas.
El entonces director del Instituto Nacional del Azúcar, Fautisno Jiménez, en su conferencia “La nueva política azucarera dominicana en el mercado internacional” admite el fracaso del modelo de capitalización de 1999-2000 y citó como factores la selección de algunos arrendatarios, el avanzado estado de deterioro de los ingenios, el no poder accesar al financiamiento bancario bajo garantía inmobiliaria de los ingenios, la estructura de precios bajos y la restricción de los mercados internacionales y la crisis financiera del 2003.
ZOOM
Ingenio Consuelo
El ingenio Consuelo fue fundado en 1881 y se encuentra ubicado en el municipio Consuelo, en la región Este a 12 Kilómetro de la provincia de San Pedro de Macorís, a la que pertenece. Consuelo fue elevado primero a distrito municipal mediante la ley 176 del 1993, durante el gobierno de Salvador Jorge Blanco y más tarde fue elevado a municipio mediante la ley 71-96, en 1996, durante el primer período del gobierno del presidente Leonel Fernández Reyna. Actualmente ocupa el segundo lugar en importancia dentro de los municipios de la provincia. Es el primer municipio cabecera, constituido por la ciudad del mismo nombre.

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